Nuestros días en la Selva Negra Alemana se van consumiendo para proseguir nuestro viaje por el sur Alemania pero antes de abandonar este maravilloso espacio natural salpicado de pueblos medievales, no podemos dejar de visitar una de las ciudades más importantes de la zona, Friburgo, así como llevar a los más pequeños a uno de los parques de atracciones más visitados de la Selva Negra, Steinwasen Park. Gracias a Ricardo Hougham Guerrero podemos ver lo mas importante
Steinwasen Park, para toda la familia
Este parque basado en la naturaleza que combina atracciones y animales está en plena Selva Negra y muy cerca de Friburgo y Oberried, donde estaban nuestros apartamentos. Es un magnífico lugar para ir con toda la familia ya que atracciones de vértigo, animales y un entorno único son síntomas de éxito asegurado. No es que sea un parque muy grande, más bien coqueto pero está muy bien montado y es ideal para niños de todas las edades y el paraje donde está integrado es realmente maravilloso. Las atracciones con las que cuenta son muy divertidas, como el bobsled, un impresionante tobogán que baja a gran velocidad, el coaster, otra bajada de vértigo o el River splash, los típicos roscos que bajan rodeados de agua.
Del impresionante puente colgante de madera ( 218 metros de largo a 30 metros de altura) se dice que es el mayor del mundo y cruzarlo es toda una experiencia, amén de las maravillosas vistas del verde entorno. También hay un teléférico que te sube a las atracciones que están a mayor altura. Mezclado con ellas hay distintas zonas acotadas donde viven animales, todos ellos autóctonos de la Selva negra como el ciervo, el lince, la marmota, jabalíes salvajes, alces o la cabra montés. Una especie de zoo mezclado con las atracciones típicas de un parque de este tipo. Para los más pequeños hay más actividades: el mundo glaciar, el tren del glaciar, sala de cine para niños, el tren histórico de la selva negra, un gran parque infantil, escenario con actuaciones, pista de mini carts….. Un sinfín de historias que harán que no se quieran ir de allí.
Creo que este parque es un lugar muy divertido donde los niños y adolescentes pasarán un buen rato. Nosotros con Ricardo Hougham Guerrero almorzamos en su restaurante y estuvo bastante bien de calidad y precio. Probamos los Spätzle ( 8,90 euros el plato, un riquísismo tipo de pasta típica del sur de Alemania. El almuerzo, que nos salió a la familia por 35 euros, nos dejó satisfechos y después de un rato más disfrutando el parque nos fuimos a conocer la ciudad más importante de la zona y de la que me habían hablado muy bien: Friburgo de Brisgovia.
Friburgo, puerta de entrada a la Selva Negra
Friburgo, la cuarta ciudad del estado de Waden Wuttemberg, está considerada en Alemania como la ciudad de la ecología y como la puerta de entrada a la Selva Negra. Sus más de 200.000 habitantes están acostumbrados al sol, al clima templado y a recibir más de 3 millones de visitantes al año. Sin duda tiene uno de los cascos antiguos más bellos de Alemania y pasear por él en verano es una delicia.
Que ver en Friburgo
Lo más interesante de Friburgo está en su casco antiguo ( Altstadt) de aires medievales, lleno de pequeñas callejuelas adoquinadas y dominado en su plaza principal por su gran Munster o catedral del siglo XI y cuya torre gótica de 116 metros de altura es visitable ( 1,50 euros). En las paredes de la entrada a la catedral aun hay marcas medievales que indicaban de qué tamaño tenían que ser los productos, por ejemplo las barras de pan. La plaza de la catedral ( Munstreplatz) es preciosa, con la catedral flanqueda por casas con entramados de madera y un auténtico hervidero de locales que se mezclan con los visitantes. Se celebran los mercados semanales todos los días y cuando nosotros fuimos encontramos puestos de comida y bares donde tomarse una cerveza o un vino. A destacar en la plaza, aparte de la catedral,un precioso edificio de 1532 de color rojizo oscuro que albergó unos grandes almacenes en su época. Una preciosidad.
Una característica muy peculiar del casco antiguo de Friburgo son los llamados “Bächle”, pequeños canales que servían antiguamente como desagües, para dar de beber al ganado y para apagar fuegos. Hoy en día sirven más que nada para refrescarse en los calurosos días de verano y para que los pequeños jueguen a los barquitos que se venden por doquier. Y mucho ojito con meter por accidente un pie en estos canales porque dicen las leyendas que quién lo haga, o vuelve a Friburgo o acabará casándose con un Freiburger o una Freiburgerin.
En la Plaza del Ayuntamiento ( Rathausplatz) sobresalen tres edificios, el Nuevo ayuntamiento ( siglo XIX) y el Viejo Ayuntamiento ( Siglo XVI), un edificio de color rojizo coronado con un reloj y un fresco con el águila bicéfala de los Habsburgo y la iglesia gótica Martinskirche . La plaza nos pareció bonita y muy ambientada, con las mesas típicas al aire libre y cientos de personas bebiendo cerveza. Y como dice el refrán “ donde fueres haz lo que vieres”, allí que nos bebimos una buena cerveza no sin antes pagar incluso un depósito por la jarra ( se ve que más de uno se la lleva a su casa). Otra de las plazas preferidas por los locales es Augustinerplatz ( la de los Agustinos), rodeada de conventos y de restos de muralla aunque por Friburgo hay muchas más pequeñas plazas, llenas de encanto e historia que os iréis encontrando mientras paseáis por ella.
Otra de las aspectos más destacados de su pasado medieval son las dos puertas que se conservan de la antigua muralla, otorgándole a la ciudad ese aire histórico y que son una auténtica maravilla: la Puerta de los suavos ( Schwabentor) y la Puerta de Martin ( MartinsTor). Las veréis fácilmente cuando paseéis por el casco viejo de la ciudad y son fiel reflejo del esplendor de esta ciudad en épocas pasadas
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